El amigo Javier T a dado la mejor entrada a este blog que se podia hacer

Válame Dios, que de entre el puñado de sufridas senderistas que cada domingo acometen a la indómita Naturaleza, bregando contra vientos y laderas, andan despuntando ya las dos nuevas adalides de las hispanas letras, en pos de los pasos y gloria de la Matute.Y como rectificar es de sabios, parece de justicia que yo, otrora promotor de la sublime Jacque hacia el olimpo de la nonata Gacetilla Andariega, demande ahora una Redacción bicéfala para ese espejo bloguero en donde han de reflejarse las nuestras aventuras y desventuras de Los Hacendado, y que habrá de convertirse en incruento campo de batalla para el sin par duelo, que se adivina, entre esas esforzadas y valerosas plumas, a cuál más gentil e ingeniosa.Que el Altísimo guarde por muchos años sus ágiles cabezas y buenas manos.

viernes, 16 de septiembre de 2011

hasta Punta Acuta desde Turieto

23 de junio de 2011

Bosque de Turieto- Senda de los Cazadores- Punta Acuta

Realizamos una excursión que, no por ser de un día, tiene nada que despreciarle a la travesía del Vignemale. Como casi siempre, lo que comienza como un trayecto sin muchas expectativas, se convierte en una expedición inolvidable. Y es que, ante el cansancio que hace fuerte mella en nosotros, y que mis amigos han decidido regalarme un buen paseo por el bosque bajo de Turieto, no somos conscientes de todo lo que vamos a ir descubriendo poco a poco.
El bosque se inicia en la misma población de Torla y al poco tiempo de nuestra tranquila caminata, la senda se bifurca. En estas tierras las sendas se bifurcan siempre; mas pronto o mas tarde, como sirviendo de excusa para un regreso a ellas. Y eso es fantástico!. Por un lado podemos dirigirnos al Puente de Los Navarros y de ahí al valle de Bujaruelo; por otro, al valle de Ordesa, a través de Turieto y su espesura. El bosque de Turieto es sencillamente maravilloso. Discurre paralelo al río Ara y a lo largo del trayecto me siento fascinada por las aves, la vegetación, el estruendoso ruido del agua.... Chimo y Agustín, disfrutan a su manera, bajando a ver todas las cascadas que hallamos en nuestro camino. Y mientras yo, aprovecho para ver aves (hoy sí llevo los prismáticos). Petirrojos, Lavanderas cascadeñas, pinzones, oropéndolas, pito real...Se que debe haber miles de agateadores rodeando los troncos de los enormes árboles, pero no consigo verlos. Lo cierto es que mi mirada, y mi cuerpo avanzan tan nerviosos que no puedo permitirme el detenerme mucho, ante la gran cantidad de posibilidades que me ofrece la naturaleza en este lugar mágico, en el que solo por un momento me siento, y me parece vislumbrar un par de duendes a lo lejos, cruzando el camino, saltando alegres y divertidos al notar que han sido divisados.

Cuando los duendes llegan hasta mí, continuamos juntos el paseo hasta llegar al monumento a Briet y el puente sobre el río Ara. Seguimos por la senda hasta alcanzar el valle de Ordesa y detenernos en una gran explanada para almorzar. Al sentarnos, nos damos cuenta del tremendo hambre que tenemos y devoramos todo lo que encontramos en las mochilas. Nos planteamos el tomar un café antes de avanzar un poco mas y sorprendentemente no nos ponemos de acuerdo. Agustín quiere café pero no tiene fuerzas para acercarse a la cafetería, Chimo quiere subir por la Senda de los Cazadores y yo, que no tengo fuerzas ni para protestar, me enfurruño un poco, ya que solo he dicho una vez que no me apetece, que no puedo, que hoy era un día tranquilo... Al parecer, están obstinados en subir. Entonces, no se de donde, encuentro una terrible fuerza, me envalentono y comienzo a subir delante de ellos, movida por ¿la rabia? ¿El enfado? ¿O el urogallo, que de buen seguro habita en este bosque, y estoy dispuesta a ver sin necesidad de que ellos me lo espanten?
A medida que vamos ascendiendo encuentro mi ritmo, realmente fuerte y hago caso omiso a sus bromas e intentos de bajar el ritmo. En este momento, solo pienso que este es mi ritmo y que cada cual debe subir esta dura senda al suyo, igual que hemos hecho en veces anteriores. Se que no van a enfadarse por ello, que no les va a molestar que yo haya sacado una fuerza casi sobrehumana de mi mente y les lleve mucha ventaja. Es más, se que después, hasta alardearan de ello. Voy tan lanzada, que Agustín tiene que avisarme de un grito, para que no me salga de la senda marcada y caiga por un precipicio. Estoy en “mi tubo” como el último día, lo estará Chimo y me mostrará lo que es exactamente. En este día, no parezco entender nada, ni sentir dolor ni angustia, ni pensar. Solo parezco buscar el urogallo como si estuviera endiablada. No lo veo. Otra vez será. Pero la ascensión me ha enseñado mucho, me ha subido el ego enormemente, me ha demostrado que soy fuerte, muy fuerte, tanto como quiero en un momento dado. Mas de dos meses, tardaré en entender la situación realmente. Cuando se repita, practicando running, junto a Chimo y sienta vértigo, mareo, hambre, que voy a desfallecer, pero siga y siga, al mismo ritmo, hasta el final. Sin ver nada, sin sentir nada. ¡Tal vez la negra ave pasó ante mí y ni me enteré!. Pero eso no me importa mucho. Es otro motivo más para volver. Y voy sumando.
Desde arriba de la senda divisamos el parking de Ordesa y bromeamos. Chimo se pone de nuevo la venda que rodea su pierna dolorida por el golpe de ayer. Esa venda que es la única que ha conseguido que yo me detuviera en la subida una sola vez y tan apenas, dándole el tiempo justo para colocarla.
Seguimos andando por una faja preciosa y encontramos una zona con cadenas para escalar hasta el punta Acuta. Pero Chimo dice que es difícil para él con su estado y considera, que imposible para mí. Agustín la prueba y recorre dos tercios de subida, volviendo a bajar cuando ve que no continuamos. Yo tengo tal subidón de adrenalina que me comería las cadenas con un poco de pan. Trabajo y decisiones en equipo.
Chimo prueba a continuar por la faja, descendiendo por un lugar peligroso con pendiente muy acentuada, donde una piedra cae rodando como consecuencia de sus pisadas y le perdemos la pista (incluida la sonora). Puede que este sea el paso más difícil que realicemos en estos 15 dias y sin embargo antes de separarnos, nos hemos hecho una foto divertida de los tres, como si toda pared, todo desnivel, nos pareciera poco.
Al avanzar Chimo con sumo cuidado, descubrimos que aquella estrecha subida que viene a continuación, se puede hacer con precaución y que la bajada previa es lo más complicado. Así pues seguimos sus pasos, primero Agustín, luego yo. Los dos me vigilan atentamente jejeje. No estoy dispuesta a abandonaros.
La senda continua ascendiendo y espantamos a un grupo de sarrios. Fantástico verlos saltar y trotar en un ambiente tan pedregoso y complicado para nosotros! Descubrimos después unos pinos muertos, quizá por la acción de rayos, quizá por la del frío viento y la nieve, cuyas formas son dignas de recordar de por vida. Un pequeño número de ejemplares secos. Naturaleza muerta! Pero igualmente bella.
Por fin llegamos a la parte más alta y vemos el punta Acuta a nuestra izquierda. Totalmente ralo de vegetación. Parece contar solo con una pradera de césped y apenas hay 1 km hasta su cima. Agustín culmina, Chimo le sigue un rato pero decide quedarse a meditar muy cerca de la cima. Yo me quedo sentada, maravillada de todo lo que hemos hecho, valorando el enorme esfuerzo realizado, la belleza del momento. Me acompañan unas collalbas rubias entre las piedras. Y de repente una pareja de americanos. Ehhhhhhhhhhh? Sí, un hombre y una mujer de edad mas que madura. Resulta que detrás de mi hay una pista forestal amplia y buena. Y los turistas con poderío, suben en 4 por 4 hasta allí por una pista que está cortada al tráfico. Cuestión de dinero! No los envidio en absoluto. Mis sensaciones son mágicas hoy.
Cuando mis amigos vuelven, iniciamos el fuerte descenso por esa interminable pista, que tiene bucles y mas bucles, que parecen no acabar nunca. Atajamos a menudo por las laderas, para evitar el fuerte sol, pero el calor es también insoportable en esas vertientes de solana. En el último descenso, creemos desfallecer, como consecuencia del fuerte calor pero, lo conseguimos y llegamos al pueblo, bromeando ante el recuerdo del encuentro con una decena de turistas japoneses, que habiendo sido conducidos a un mirador en todo terreno, nos observan con todo el asombro que es posible mostrar en sus ojos asiáticos.

1 comentario:

  1. Muy chula la descripción de la flora, la fauna, y sobretodo las sensaciones. Por cierto, ya decía yo que te veía un subida de tono.... jeje ahora lo entiendo.
    Un beso enorme a los tres.

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